domingo, 25 de enero de 2009

Apurímac se quedará sin canon minero

Y minera Ares SAC dejará más relaves

Paul Pilco Dorregaray

El silencio es la mejor estrategia para la minera ARES SAC empresa que pertenece al Grupo Hochschild Mining que extrae plata y oro de Apurimac y recientemente en mayor cantidad de la mina Pallancata, en Ayacucho.

ARES SAC tras haber superado en forma parcial la crisis interna que enfrentó a las comunidades campesinas de Pampamarca e Izcahuaca a inicios del año pasado, ambas ubicadas en la provincia de Aymaraes, además de excesos cometidos contra los trabajadores que terminó en una negociación en la Dirección Regional de Trabajo de Abancay, el ambiente nuevamente comienza a calentarse.

Y razón no le falta a los pobladores aymarinos. Hace poco el MINEM aprobó la ampliación de la planta de relaves de la planta de beneficio Selene ubicada en terrenos de la comunidad de Pampamarca. Las negociaciones fueron complejas aparentemente beneficiosas para la población, pero contrariamente a lo que se esperaba, han fracturado mucho más la ya débil organización social interna.

Como nota anecdótica, por escribirlo así, hace poco visitó esos lares la consultora Social Capital Group para levantar un diagnóstico de las relaciones existentes entre comunidades y empresa minera. De seguro para esa firma, todo lo que ocurre allí es auspicioso e interesante.
Más allá de estas apreciaciones, a la minera le fue muy bien este último año.
Desde fines del 2007, ARES SAC extrae mineral de la mina de Pallancata, ubicada en el distrito de Coronel Castañeda, provincia de Parinacochas, Ayacucho a una distancia de 20 kilómetros de la planta Selene, en Apurimac.

En una publicación externa el Grupo Holchschild reportó que la producción de la mina ARES fue de 352,000 onzas de plata y 15,470 onzas de oro en el período comparado con 633,000 onzas de plata y 36,570 onzas de oro del tercer trimestre del año pasado (2008)
Por otro lado, SELENE produjo 400,000 onzas de plata y 2,200 onzas de oro en el período frente a 923,000 onzas de plata y 5,660 onzas de oro 12 meses antes.

De igual manera, la participación de 60% en la producción de la mina Pallancata llegó a 899,000 onzas de plata y 3,350 onzas de oro en el tercer trimestre del 2008 frente a las 105,000 onzas de plata y 430 onzas de oro en igual período del 2007.

Si echamos pluma, con un simple cálculo las ganancias de esta minera fueron bastante altas, sin incluir sus otras unidades como Arcata (Arequipa). Como referencia recordemos que la onza de oro estuvo en un promedio de 850 a 1000 dólares y la de plata entre 17 y 20 dólares.

En Izcahuaca y Pampamarca, las diferencias son notorias. La riqueza no llega a todos y la bonanza que tanto se precian en manifestar solo se siente en aquellas familias que se han alineado con la empresa. La pobreza continúa agazapada en los alrededores y poco a poco el mineral se está acabando.

A esto se suma, los impactos ambientales producidos por las operaciones mineras, la inevitable e inocultable reducción de los espejos de agua y el deterioro de su calidad es una lamentable realidad, sin importarle a la cuarta empresa más rentable del país y una de las principales productoras de plata en el mundo que además cotiza en la Bolsa Valores de Londres, asuma una COMPENSACION AMBIENTAL por los daños ocasionados.

Sobre la compensación ambiental propuesta, es un tema espinoso para la burocracia estatal que prefiere hacerse de la vista gorda, empero, esta tarea le corresponde a la población de Aymaraes y autoridades apurimeñas antes que la época de las “vacas flacas”, retorne a la provincia.

Pero además, se ciñe otro fantasma que comenzará a sentirse con mucha fuerza en el 2010: La inevitable reducción del canon minero y casi extinción de la regalía minera, en vista de que el principal distrito productor será Coronel Castañeda, en Parinacochas (Ayacucho), de acuerdo a la Ley de Canon vigente.

Se estima que el canon minero para Apurimac se reducirá en más del 60%, una peligrosa curva descendente que pondrá en muchos aprietos a las municipalidades distritales que viven de esa transferencia. ¿Qué se está haciendo para cambiar las reglas del juego?

Pero, además, los relaves mineros se quedarán como mudos testigos de lo que no queremos mirar, hecho que demanda una intervención más amplia de toda la población y no sólo de dos comunidades como quieren hacernos creer los funcionarios pagados por la empresa. En este aspecto la Mesa de Defensa del Ambiente y el Territorio de Aymaraes tiene una responsabilidad ineludible.

No olvidemos que ARES SAC es la única empresa en Apurimac que paga impuesto a la renta que luego se convierte en canon minero. En el 2007, la región recibió 23 millones 069 mil 614 nuevos soles. De este monto 3 millones fueron directamente a la municipalidad distrital de Cotaruse y 8 millones se prorratearon entre los distritos de la provincia de Aymaraes. Al gobierno regional también le tocó su cachito de 5 millones y el resto de municipalidades se repartieron 17 millones de nuevos soles.

En el 2008, el canon minero fue de 24 millones 922 mil 441 nuevos soles, un millón más que el año anterior y será distribuido en el presente año (2009), manteniendo la regalía un monto parecido al año anterior.

Y finalmente, el destino del rimbombante bono de solidaridad o aporte voluntario que hasta el día de hoy no se tiene conocimiento en qué se está ejecutando. Desde el 2007 hasta la fecha es un misterio el manejo del millón y medio de nuevos soles del fondo local y regional que se supone están orientados a las localidades aymarinas de bajos recursos, además del monto correspondiente al 2008, que en total superaría los tres millones de nuevos soles.

Antes de preocuparnos por instalar comités de monitoreos que para algunas ONG es una cereza en el pastel y dedicarse al control de las aguas del recontaminado río Chalhuanca que poco le interesa a la empresa impulsar y participar, las exigencias deben pasar por el tema del canon minero y la compensación económica ambiental generada por el botadero de relaves en que se convertirá la provincia.

Ahí radica la pequeña diferencia entre quienes promueven el cambio y mejora de la calidad de vida de la población con aquellos que son funcionales al sistema.